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TEL o Disfasia

La disfasia es un trastorno severo del desarrollo del lenguaje por pérdida, deterioro o disminución de la capacidad o potencialidad comunicativa que afecta de forma específica a los aspectos codificativos y decodificativos del lenguaje. Este déficit en el lenguaje oral se caracteriza además de por un retraso cronológico en la adquisición del mismo, por importantes dificultades específicas para la estructuración del mismo, produciéndose así, conductas verbales anómalas que se traducen en una desviación respecto a los procesos normales de adquisición y desarrollo del lenguaje.

El niño con disfasia no logra aprender a hablar a la edad esperada no porque sea muy mimado, porque se le estimula poco o porque sea hijo único, ideas con las que sólo se consigue demorar la consulta a los especialistas y retrasar la recuperación. Hay que estar muy atentos a expresiones como “no habla porque es un vago” o “ya hablará, que como se le entiende no quiere esforzarse” que minan la autoestima de los familiares y del niño disfásico al que se le valora por debajo de lo que es capaz o podría ser capaz de hacer con una pronta intervención.

Para un niño diafásico o TEL la palabra es un rompecabezas que tiene que ordenar, primero metiendo el sonido en su cabeza a base de repeticiones continuas porque en ellos el lenguaje no surge de una manera espontánea y natural. y, en general, les cuesta mucho repetir.

La disfasia se puede detectar a los tres o cuatro años, momento en el que además de los educadores que están con ellos, los padres solicitan ayuda debido al retraso del hijo en la adquisición del lenguaje. Es entonces cuando comienza para los padres un verdadero ir y venir a diferentes especialistas (neurólogos, psicólogos, fonoaudiólogos, logopedas...) en los que se busca generalmente descartar otro tipo de patologías. Por ello, la detección temprana es fundamental para, cuanto antes, saber ante qué tipo de problema nos encontramos y afrontarlo con fuerza y ganas de sacar adelante al niño que más queremos y que más necesita nuestra ayuda.

Este trastorno también llamado “discapacidad callada” resulta a veces difícil de detectar por los educadores y más si no hay una legislación que les apoya en sus decisiones y que no considera que la disfasia impide a los niños que la sufren el uso de la principal herramienta de comunicación y de interrelación social que es el lenguaje, y que, por tanto, imposibilita tanto como un déficit auditivo, visual o cualquier otro tipo de trastorno.

Causas de la disfasia o TEL

Se han barajado y se siguen barajando múltiples hipótesis. Hoy en día no hay pruebas de exploración neurológica, cromosómica o de otro tipo para que se pueda dar un diagnóstico cierto e incuestionable. Se ha podido producir por diferentes causas entre las que podemos mencionar los traumatismos o golpes, parasitosis encefálicas, la presencia de un tumor cerebral, traumatismos en el momento del parto,enfermedades infecciosas como la meningitis... y en un gran porcentaje de los casos ni siquiera se sabe la causa. Aunque, ¿realmente nos interesa saber tanto el porqué? ¿No será mejor una vez detectada no perder el tiempo en suposiciones acerca de cuál es la razón de que nuestro hijo sea diafásico y comenzar a trabajar con él, apoyarle en sus necesidades, ponerlo en manos de los mejores especialistas a nuestro alcance, exigirle a la administración educativa que no les falten a lo largo de su escolarización los apoyos de logopedia y de pedagogía terapéutica que tanto necesitan?

Síntomas que como padres pueden hacernos sospechar que nuestros hijos sufren una disfasia

Todos los niños disfásicos son diferentes pero hay algunos síntomas que como padres nos pueden alarmar entre los que destacamos los siguientes:

  • No responde a los estímulos orales, no responde cuando se le llama, hecho que no debe confundirse con el autismo.
  • Tiende a jugar con niños de menos edad. Son niños más inmaduros de los que les corresponde por su edad cronológica.
Pronóstico de la Disfasia o TEL

El desarrollo evolutivo del niño disfásico no depende exclusivamente de las áreas afectadas o de la severidad de la patología; sino también de los estímulos recibidos, de la edad del diagnóstico, del inicio del tratamiento y de la idoneidad del mismo. Además de la estimulación y atención de la familia.

No olvidemos que un niño con disfasia es ante todo un niño que aprende a través del juego con sus propios tiempos y diferencias individuales y sobre todo envuelto en una atmósfera de amor, comprensión y aceptación.

Bibliografía

Gerardo Aguado: Trastorno específico del lenguaje. Retraso del lenguaje y disfasia.

I. Domínguez: Estimulación del lenguaje.

M. Monfort: Los niños disfásicos, Leer para hablar, Disfasia infantil y afasia congénita

M. Nieto: Retardo del lenguaje.

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